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Plásticos, bioplásticos y envases desde el diseño industrial

Un poco de historia…

 

Creemos que los bioplásticos es algo reciente, o por lo menos, relativamente reciente. Pero ya en los años 30 muchos objetos cotidianos se fabricaban con polímeros de origen biológico, caucho natural, celofán o procedentes de lácteos como la caseína, que es usado para hacer marfil artificial, fibras textiles, o láminas de embalaje.

En 1947 se crea el Rilsan, primer bioplástico técnico procedente de semillas de ricino.

Ya en los años 90, le siguieron los bioplásticos más conocidos en la actualidad como son:

  • PLA, hecho a base de recursos renovables como el almidón de maíz o la caña de azúcar (se usan por ejemplo para fabricar los rollos de hilo para la impresión 3D, envases de alimentos o implantes médicos)
  • PHAs, obtenidos a partir bacterias mediante procesos de fermentación
  • Almidones plastificados, que se beneficiaron de los rápidos avances en el sector de la química verde y la química blanca para la utilización de biomasa (almidón, azúcares, celulosa, etc.). objetos de uso cotidiano como vasos, bolsas, platos

En resumidas cuentas, lo verdaderamente importante de todos estos materiales es su tiempo de biodegradación, que se extiende a menos de un año. Un respiro para el planeta.

Pero… ¿Qué ocurre con las bolsas de los supermercados?

Antes eran gratis y ahora…, ¡nos las cobran! Esto ha supuesto muchos enfados para la mayoría de los consumidores, pero bolsas hay millones y planeta, solo uno.

 

Hablemos en cifras
 

A día de hoy todavía usan 180 bolsas de plástico por habitante y año, lo que equivale a una bolsa por persona cada dos días.

Las bolsas de plástico se separan según su peso:

  • Las “muy ligeras”: menos de 15 micras: productos de higiene, frescos o a granel. Las finitas de los súpers.
  • Las “ligeras”: menos de 50 micras: las que daban los súpers de forma gratuita.
  • Las “gruesas”: las que los supers ya cobraban algo antes pero que se tendía a reutilizarse.

Entre los años 2007 y 2014 el consumo de bolsas de plástico ligeras se ha reducido a la mitad en España, al pasar de 317 bolsas por habitante y año a 144 en el año 2014 (último dato actualizado).

En 2014 el sector puso en el mercado unas 62.560 toneladas de bolsas de plástico (un total de 6.730 millones de unidades) de menos de 50 micras, las más utilizadas en España y en el resto de Europa y las más contaminantes por su bajo nivel de reutilización y su fácil dispersión en el entorno.

La vida útil de una bolsita de estas es muy reducida. Solo dura unos 12 minutos de media en contraste con lo que tarda en descomponerse (500 años). ¿Desproporcionado, no crees?

Todos estos materiales derivados del petróleo, tardan entre 150 y 500 años en degradarse dependiendo del material.

Por suerte, en la actualidad hay alternativas, como las bolsas de fécula de patata. Sin embargo, las botellas de plástico pueden tardar en degradarse hasta 1000 años si permanecen enterradas.

Os muestro lo que tardan muchos objetos cotidianos en descomponerse...

plasticos

Cada año se fabrican más de 300 millones de toneladas de plástico que acaban en el medio ambiente junto a otros miles de residuos. Desde la Segunda Guerra Mundial se han producido unos 5 mil millones. Según los expertos, podría llegarse a 30 mil a final de siglo.

 

El plástico es nocivo para la salud.


 

Esta frase en sí, no es ninguna nueva noticia, ¿verdad?

Por si fuera poco, al descomponerse, el plástico libera otros tóxicos (metales pesados, colorantes, flexibilizantes o retardantes de llama). Y cuando se incinera produce dioxinas cancerígenas que van al aire.

El profesor Jan Zalasiewicz, director del estudio, asegura que los seres humanos hemos producido tantos residuos de este material que se podría recubrir la Tierra en su totalidad con film plástico.

Así surge el movimiento mundial Zero Waste // Basura cero donde se pretende concienciar a la población de la cantidad de desechos producidos domésticamente y que son totalmente prescindibles.

Los expertos nos avisan de que en 2050 habrá más plástico que peces en los mares y que esta amenaza ha llegado ya a nuestras mesas en forma de sal y agua con trazas de microplásticos.

 

Hablemos sobre qué hacer con todo el plástico que consumimos.

 

Lo primero que nos viene a la cabeza es RECICLAJE, pero en realidad esto es el último recurso, no la solución.

  1. Reciclaje, el último recurso

En España, cada persona genera 440 kilos de basura al año. Por muy bien que separemos la basura, reciclar consume mucha energía y gasta recursos. Y grábate a fuego esta premisa: la mayoría de los materiales que tiramos no se pueden reciclar indefinidamente:

    • El papel y cartón pueden volver a la vida entre 3,5 y 6 veces.
    • Los plásticos dan de sí para 4 o 5 ciclos de reciclaje, pero algunos no son adecuados para el proceso.
    • El vidrio, separado por colores, se recicla una y otra vez sin que se degrade el material.
    • Los metales pueden volver a ser útiles sin perder propiedades.

Descarta totalmente las bolsas de plástico más finitas (menos de 50 micrómetros). Ya no las regalan, pero se siguen comprando por unos céntimos. Su daño es tremendo: atascan la maquinaria de reciclaje y vuelan con facilidad fuera de la planta, convirtiéndose en una amenaza para aves y peces. La solución: sustituye las de plástico por bolsas de tela.

Algunos consejos para reducir el consumo de envases de plástico:

Amaya López, Community Builder de UXER SCHOOL, en los desayunos de Gran Vía

No tires nada, repara

 

Aprende a hacer pequeñas reparaciones (puedes hacer talleres o reunirte con gente que pueda enseñarte en los Repair Cafés, por ejemplo).

  1. Kit básico para salir de casa

Algo un poco más extremo pero algunas de estas cosas no ocupan ni pesan nada y el bien que estás haciendo llevándolas, es inmenso:

    • Bolsas de tela.
    • Botella reutilizable de cristal o acero inoxidable (también las hay térmicas de doble pared).
    • Taza de acero inoxidable, cristal, bambú o fibra de trigo para el café o para las infusiones.
    • Set de cubiertos de bambú o acero inoxidable para comer fuera de casa (el bambú pesa menos).
    • Olvídate de los vasos de cartón para tomar un café: están impermeabilizados con plástico y no pueden reciclarse en todas las plantas.
       
  1. Lleva siempre cestos y bolsas de tela. Es un consejo obvio, pero extiéndelo también a la compra de piezas de fruta y de verdura usando bolsas reutilizables.
     
    • Las bolsas de redecilla, para piezas grandes.
    • Las bolsas de algodón o muselinas tupidas, muy ligeras, son una buena opción porque sirven también para cereales, semillas, frutos secos y especias.
    • Algunas bolsas más anchas para lechugas.
    • Otras bolsas más largas para puerros, zanahorias con hojas...

 

Las encuentras en internet y son muy resistentes. Con una manga de camisa vieja puedes hacer una bolsa de pan. Botes y tápers de cristal sirven también para semillas o especias si la báscula de la tienda descuenta su peso.
 

Continuando con los plásticos

 

¿Sabíais que no solo se contamina consumiendo envases y usando bolsas de plástico?

Este descubrimiento es reciente: los forros polares y otras prendas sintéticas, al lavarse, desprenden microfibras que contaminan el mar. En zonas costeras, el 85% de los residuos humanos son de este tipo. Así que ya sabéis, podéis sustituir esta prenda por un jersey de fibra natural.

Pero esto ya es harina de otro costal y aquí se está hablando de plásticos y envases... No de ropa. Esto lo podemos dejar para otro día ;)

Lo que sí me gustaría destacar es la gran labor que están haciendo algunas firmas (unas más conocidas que otras) sobre la reutilización que se le está dando a los plásticos:

Dos buenos ejemplos son la creación de unas zapatillas hechas íntegramente con este material procedente de los océanos. Estoy hablando de las zapatillas Futurecraft.Loop que de momento se encuentra en una fase experimental pero que la iniciativa personalmente me parece brillante, puesto que su idea base es poder desecharlas y fabricar unas nuevas sin perder material por el camino.

Otro ejemplo espectacular, es el de la empresa española, Zicla, que se dedica a diseñar productos para las ciudades que son reciclados, reciclables y con residuos procedentes del consumo y de la industria. Uno de sus productos que, a mi juicio es de los más interesantes, es Zebra, un separador de carril bici sobre calzada donde además de garantizar una conducción segura tanto para ciclistas como para los demás usuarios de la vía supone un avance en este tipo de mobiliario urbano, pues está concebido para minimizar el impacto medioambiental.

 

Experiencia para la sostenibilidad junto a UXER School y ECOEMBES

 

UXER School, la escuela de los profesionales en diseño de experiencia de usuario UX / UI, con sede en Utopicus y de la cual formo parte, junto a The Circular Lab, el primer centro de innovación en economía circular de Europa perteneciente a Ecoembes, lanzan por segundo año consecutivo el Circular Design Sprint, un curso 100 % becado en el que aprender durante 5 días la metodología Design Sprint aplicada a retos de ecodiseño y economía circular. Si buscas cambiar el mundo de manera sostenible, ¡presenta tu candidatura!

 

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